La calidad de nuestro producto es un punto demasiado importante y que definitivamente en un solo articulo es imposible de abarcar. Es por eso que quiero continuar platicando acerca de la calidad como un factor para mantener a nuestros clientes cautivos.

En días recientes de camino a mi casa me encontré con un nuevo establecimiento donde venden tortillas de harina, decidí detenerme para comprar un paquete y probar este delicioso manjar digno de los Dioses.


En el mostrador se encuentra un señor muy amable quien atiende de una excelente manera a las personas que se acercan a preguntar por su producto, así que me dije, esta persona sabe tratar a sus clientes, seguramente ha leído mis artículos o los de Abraham porque además tiene bien estructurada su mercadotecnia.

Así pues le solicité mi paquete de tortillas, al momento de cobrar le hice notar que el precio estaba un poco más alto que el de los demás establecimientos cercanos, a lo cual contestó que era porque la calidad de su producto era superior, así como el sabor. Su respuesta no dejaba replica pues era muy concisa y al final yo no había probado su producto así que no podía demostrarle lo contrario o que la otra marca era mejor.

Las tortillas estaban recién hechas así que rápido llegué a mi casa y junto con mi familia nos dispusimos a pasar un buen rato en la cena.

En efecto, las tortillas superaban en mucho a las de la marca preferida por mí hasta ese momento, tanto así que me había dedicado a recomendarlas a los vecinos. Con esto estaba más convencido que el señor seguro que había seguido nuestros consejos, buen producto, buena calidad a un precio justo.

Aunque es un producto que me gusta mucho no es algo que tenga la necesidad de consumir seguido, así que hasta hace poco pude llegar de nuevo a la tienda.

La tienda me queda de camino, así que en varias ocasiones me tocó ver que se encontraban muchas personas comprando tortillas, no es raro ver un establecimiento lleno cuando tienes un buen producto, buen servicio y buena calidad.

Este fin de semana fue un buen día para llegar a comprar esas deliciosas tortillas, así que de nuevo me detuve en la tienda, no había mucha gente pero el Señor comentó que afortunadamente le estaba yendo bien.

Al momento de la cena mi esposa y yo notamos que las tortillas ya no eran las mismas, la calidad había bajado y por tanto el producto ya no era tan bueno, desafortunadamente su éxito había hecho que bajara la calidad.

No es la primera vez que me sucede con algún producto o servicio. Parece que las personas al ver que su producto se vende bien y logran tener ganancias, bajan la calidad de sus productos con la finalidad de aumentar esas ganancias.

Desde mi punto de vista esta es una estrategia totalmente equivocada. Si es necesario bajar los costos, en lo que menos debes escatimar es en la materia prima o en los procesos de fabricación, mucho menos en la calidad.

Desgraciadamente es en lo primero que pensamos pues son los costos con los que trabajamos día a día, si es necesario ahorrar para aminorar costos o si creemos que podemos aumentar el margen de utilidad debemos buscar los costos escondidos, por ejemplo, debemos cuidar el gasto de energía eléctrica, trasportación, planear bien el pago de impuestos para no descapitalizarnos, etcétera.

La estrategia inicial era la correcta, un buen producto a un precio justo. A veces al iniciar un negocio queremos salir con un precio bajo para "tantear" al mercado, eso tampoco funciona pues al momento de querer subir el precio pasa justo lo mismo que bajar la calidad para obtener más ganancias. Los clientes se van y dejan de recomendar tu producto.

Cuando inicias tu negocio, tu producto o servicio debe tener una excelente calidad, esa será tu carta de recomendación y lo que debe distinguirte de tu competencia. Si por alguna razón te ves en la necesidad de reducir tus costos o simplemente a subir tus precios por la situación económica, estudia de inicio la manera de reducir los costos indirectos, si no es posible, estudia el incremento en tus precios para que sigan siendo justos, pero nunca mermes la calidad de tu producto.

Créeme, los clientes preferirán pagar un poco más a pagar lo mismo pero por un producto de menor calidad.

Que el éxito no te lleve a la avaricia, al contrario, que el éxito te lleve a mejorar tu producto y servicio para que los clientes traigan más clientes. Recuerda la pregunta ¿Qué prefieres, vender mucho a pocos o vender poco a muchos?

Suerte y hasta la próxima.


*Foto cortesía de LadyDucayne

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1 comentarios

  1. Daniel Jimenez // 20 de enero de 2010, 18:12  

    La calidad es un aliado de las pymes, principio que debe estar presente en la oferta de valor para el cliente, nunca se debe escatimar en el nivel de calidad que ofrecemos, una manera de reducir los costos es eliminar los desperdicios y actuando con base en la mejora continua.
    Muy buen artículo, gracias…creare un enlace a tu sitio desde el mio
    www.direccionygestionpymes.com